La Leona dio batalla en la provincia más grande y difícil del país durante seis años, entre 2013 y 2019. Los primeros dos fueron en campaña y los siguientes cuatro, desde 2015, a cargo de la Gobernación bonaerense. Ella jamás imaginó ganar y tuvo que domar el potro más salvaje, en pelo y sin rebenque.
Cuando parecía que su futuro estaba en la Casa Rosada, ente la contundente caída de imagen de Mauricio Macri allá por 2019, cuando Heidi medía más que el negro de WhatsApp, el gato amarillo la mandó a retener la PBA mientras él peleaba su reelección. Entonces, ella pidió desdoblar la contienda bonaerense para que no la aplaste el amarillo oscuro de su jefe, pero él no se lo permitió y ella se la bancó.
Esta vez, enfrente no estaba la morsa Aníbal, aquel ancla de 2015 que le permitió ganarle al peronismo luego de muchos años de hegemonía azul y blanca en el palacete de 6 y 51 de La Plata. Ahora, la hiena con carita de boba enfrentaba de un candidato joven, apuesto y con demostrada gestión a cargo del ministerio de Economía nacional durante el pasado gobierno de CFK.
Pero desde el 11 de diciembre de 2019 hasta los tres años siguientes, desapareció de la escena pública, lamiéndose las enormes heridas de guerra y haciéndoselas lamaer a su nuevo y diminuto compañero de vida, Enrique Sacco, un opaco periodista deportivo que revivió en Mariu a su bellísima ex mujer, una periodista de TN fallecida en el marco de una operación fallida con mucho olor a mala práxis.
Ahora, la exagedamente coucheada Chica PRO, salió de nuevo a las pistas, como quién despierta de una larguísima internación que la tuvo en coma e inconciente varios años. Descubre que el mundo ha cambiado, que sus acciones ya no valen lo que cotizaban en 2019 y ni siquiera sabe si ser candidata a presidenta, gobernadora en PBA o jefa de gobierno porteño.
Evidentemente, el daño que le produjo aquella guerra sin cuartel de los últimos años de la década pasada, hicieron mella en su salud política y también en la mental. Mariu ya no logra ordenar las prioridades, no encuentra una sola encuesta que le llene el ego descomunal que adquirió a base de suerte, poder y plata. Ya no es la Mariu de antes y se nota mucho.
La ex gobernadora María Eugenia Vidal proyectaba un 2023 inolvidable. El casamiento con Enrique "Quique" Sacco en una exclusiva quinta de San Antonio de Areco serviría para devolverla a los primeros planos de la escena política nacional, con un relanzamiento total: a principios de abril confirmó su precandidatura a presidenta dentro del armado de Juntos por el Cambio.
Un mes más tarde, los planes electorales de la ex mandataria provincial están prácticamente frustrados. "Tengo vocación y quiero ser Presidenta, ya lo dije públicamente", había afirmado el mes pasado. Sin poder reflotar en las encuestas, trascendió que su sueño presidencial quedará trunco: al igual que hizo Soledad Acuña con su precandidatura a jefa de gobierno, en los próximos días Vidal anunciaría que finalmente no será precandidata a presidenta.
En la interna de Juntos por el Cambio, Vidal iba a ser la tercera opción PRO detrás de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Pese a la centralidad que alguna vez tuvo como Gobernadora de la provincia de Buenos Aires, donde los dirigentes JxC la señalaban como la "líder" en la Provincia, su alejamiento del territorio provincial tras la derrota en 2019 frente a Axel Kicillof la relegó en la consideración de los propios, al punto que cuatro años más tarde ningún dirigente bonaerense pidió por su regreso.
Lejos de su orgullo bonaerense, regresó en 2021 como candidata pero en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el gran bastión PRO, y bajo un acuerdo con Horacio Rodríguez Larreta: ella sería la candidata en la Ciudad si respetaba el armado del Jefe de Gobierno de cara a 2023, con Diego Santilli en la Provincia y él mismo como precandidato a presidente amarillo.
Pese a que se impuso en las elecciones de medio término, la grieta en el partido que fundó Mauricio Macri -quien anunció que no sería candidato éste año- le juega en contra a la desdibujada "Leona": Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich encabezan claramente toda encuesta de intención de voto y ella queda relegada a un distante tercer lugar, con un magro 3 por ciento de intención de voto, apenas por encima de figuras radicales como Facundo Manes y Gerardo Morales, o el recientemente incorporado liberal José Luis Espert.
Ni siquiera su candidato en la provincia, Cristian Ritondo, la ayuda a traccionar votos. Como contó INFOCIELO a fines de marzo, los números tampoco son favorables para el actual titular del bloque PRO en Diputados de la Nación, y dirigentes como Miguel Ángel Pichetto le pidieron públicamente que se baje. "Hay que evaluar quién mide y creo que el que más mide es Santilli. Habría que aunar esfuerzos y unificar una candidatura", lanzó.
De esa manera, quien había pedido "barajar y dar de nuevo" respecto a las precandidaturas presidenciales del PRO, bajo un argumento similar al que Pichetto esgrimió para con los precandidatos bonaerenses, terminaría por bajarse apenas un mes después de haberse lanzado como precandidata. Según algunos trascendidos periodísticos, su futuro podría ser un cambio de roles con Ritondo, y asumir la presidencia del bloque PRO en la cámara baja.