Pero, ¿qué está realmente pasando detrás de estas jugadas políticas en la Corte Suprema? Para entenderlo, hay que sumergirse en las internas y estrategias que se juegan entre los magistrados. La reciente asunción de García Mansilla ha dejado en suspenso la llegada de Lijo, y esto tiene mucho que ver con la lucha de poder entre los jueces de la Corte.
La jura de Manuel García Mansilla no solo sorprendió por lo rápida que fue, sino porque representa una movida estratégica por parte del presidente de la Corte, Horacio Rosatti, quien intentó aislar al juez Ricardo Lorenzetti. Este tipo de decisiones no son meras coincidencias, ya que los magistrados de la Corte tienen que mantener un equilibrio de poder que, en este caso, parece favorecer a Rosatti y a Carlos Rosenkrantz, mientras que Lorenzetti se ve desplazado.
Al poco tiempo de salir el decreto presidencial, García Mansilla no dudó en acercarse a los tres jueces y ofrecerse para colaborar, lo que demuestra su agilidad política. Tan pronto como se le comunicó que debía jurar, respondió sin titubeos: "Estoy ahí en 15 minutos".
En el caso de Ariel Lijo, la Corte tiene dudas sobre la legalidad de su solicitud de licencia. Si bien la petición fue redactada por Susana Echeverría, secretaria general de la Cámara Federal de Apelaciones, se señala que la solicitud contiene ciertos errores legales que podrían retrasar el proceso. Sin embargo, más allá de las cuestiones legales, lo que realmente está en juego es la interna política dentro de la Corte. Lijo, estrechamente vinculado a Lorenzetti, podría equilibrar la balanza a favor de su sector, algo que podría poner en riesgo la mayoría que actualmente tienen Rosatti y Rosenkrantz.
El jueves próximo se definirá si Lijo obtiene la licencia extraordinaria o no. Hay dos escenarios posibles: uno en el que García Mansilla se pliegue a la línea de Rosatti y Rosenkrantz, votando por el rechazo de la licencia, lo cual parece poco probable dado que recién acaba de asumir. El escenario más probable es que se excuse, lo que daría como resultado una votación 2 a 1, favoreciendo la postura de Rosatti.
Por otro lado, Lijo podría decidir renunciar a su cargo como juez federal, pero sus allegados afirman que no está dispuesto a dar ese paso, ya que sabe que su designación en la Corte depende del Senado. De hecho, en su solicitud de licencia, Lijo señala que su designación en la Corte "carece de estabilidad", lo que refleja su incertidumbre sobre su futuro.
Lo que parecía ser una simple decisión judicial, como la jura de Manuel García Mansilla, es en realidad una jugada política que refleja la batalla interna entre los jueces de la Corte. Mientras tanto, la situación de Ariel Lijo sigue siendo incierta y dependerá en gran parte de los movimientos estratégicos de los jueces en los próximos días. En este contexto, los próximos eventos marcarán un antes y un después en la configuración de la Corte Suprema y en el poder judicial de la Argentina.