Cory Booker récord Senado protesta Brett Kavanaugh

Booker récord Senado protesta Brett Kavanaugh ¿Qué tiene que ver un discurso eterno con los derechos civiles, una pelea con Trump y un guiño a John Lewis?

07-04-2025 - Por Crítica Argentina

 

¿Qué tiene que ver un discurso eterno con los derechos civiles, una pelea con Trump y un guiño a John Lewis? Te contamos por qué lo que hizo Cory Booker en el Senado dejó a todos hablando, incluso a quienes no estaban mirando.

En una jornada que rompió récords y levantó más de una ceja, el senador Cory Booker habló durante más de 25 horas seguidas en el Senado de Estados Unidos. ¿El motivo? No fue un proyecto puntual. Fue, más bien, una declaración política en forma de maratón verbal, con críticas fuertes a las políticas de Donald Trump, menciones al legado de John Lewis, y un guiño directo al histórico récord de Strom Thurmond.

Strom Thurmond | Filibuster, Civil Rights Act, Record, 1948, Presidential  Campaign, & Facts | Britannica

Pero, ¿por qué todo esto importa? Porque no fue solo un discurso largo. Fue una estrategia para reactivar la discusión sobre derechos civiles, desigualdad y recortes sociales que, según Booker, afectan a los sectores más vulnerables del país.

El discurso empezó un lunes a las 7 de la tarde y terminó recién al día siguiente, más de 25 horas después. En el cierre, Booker citó a John Lewis: “Vamos a meternos en problemas buenos”. Una frase cargada de historia que volvió a poner en la mesa las luchas por justicia social que siguen sin resolverse.

Aunque algunos lo vieron como un intento de auto-promoción, parecido a aquel “momento Spartacus” que protagonizó durante la audiencia del juez Brett Kavanaugh en 2018, esta vez el mensaje fue más claro: el problema no es solo Trump, sino un modelo que pone en riesgo la seguridad social, la educación y el acceso a derechos básicos.

En el medio del discurso, Booker leyó cartas de ciudadanos comunes y hasta citó poesía afroamericana para reforzar su punto. Además, criticó con dureza las medidas que congelaron fondos federales a universidades “woke”, y dejó en claro que su visión es más de debate que de censura: “No se trata de cerrar ideas, sino de competir con mejores”.

El final tuvo algo de historia: superó el récord que tenía Strom Thurmond, quien habló durante 24 horas y 18 minutos en 1957 para frenar la Ley de Derechos Civiles. Irónicamente, Booker lo hizo para defender esos mismos derechos.

Pero no todos compraron el gesto. Algunos sectores dentro del mismo Partido Demócrata señalaron que, mientras se hacían discursos, los votantes seguían sin respuestas. La comparación con otros políticos como Alexandria Ocasio-Cortez o Bernie Sanders no tardó en llegar, en especial por la desconexión que muchos sienten entre la agenda del partido y los problemas del día a día.

Al final, el “stunt” de Booker dejó una mezcla rara: épica política, pero también muchas dudas. ¿Sirve hablar tanto si nada cambia? ¿Fue un acto de conciencia o solo campaña?

Esa respuesta, por ahora, queda abierta. Como su discurso.