¿Qué está ocurriendo en Rusia con su ejército y cómo afecta el conflicto en Ucrania? Esa es la pregunta que muchos se hacen ante las controvertidas medidas que el Kremlin ha adoptado para reforzar sus filas. En este artículo exploramos las estrategias que van desde el reclutamiento de convictos hasta la presión sobre inmigrantes, desatando críticas y debates éticos dentro y fuera del país.
Durante 2024, Rusia logró avances territoriales significativos, controlando 4.168 kilómetros cuadrados de territorio ucraniano, según el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW). Sin embargo, este progreso tuvo un costo devastador: 427.000 soldados rusos muertos o heridos. Estas cifras exponen la brutalidad del conflicto y la creciente urgencia por mantener tropas activas en el frente.
Ante esta crisis, el gobierno de Vladímir Putin ha implementado políticas de reclutamiento masivo, ampliando el alcance de las leyes para incluir a sectores de la sociedad antes excluidos del servicio militar.
Desde 2022, Rusia permite que prisioneros condenados se alisten para evitar cumplir sus sentencias. Ahora, las nuevas leyes van más allá: incluso los acusados de delitos pueden evitar juicios o condenas si firman un contrato militar.
Un caso emblemático ocurrió en San Petersburgo, donde dos hombres acusados de tráfico de drogas evitaron ser procesados al unirse al ejército.
Otra estrategia ha sido condonar deudas de hasta 10 millones de rublos (equivalentes a 100.000 dólares) para quienes acepten alistarse. Esta medida incluye atrasos en pagos de pensiones alimenticias, un recurso que, aunque atractivo para algunos, desata polémicas éticas.
En regiones como Sverdlovsk, los inmigrantes naturalizados han sido objetivo de redadas en mercados y estaciones de transporte. Las autoridades les ofrecen dos opciones: alistarse o perder su ciudadanía. Estas prácticas coercitivas han generado denuncias de abusos y violaciones a los derechos humanos.
Con aproximadamente 106.000 reclusos, el sistema penitenciario ruso se ha convertido en un recurso clave para el ejército. Sin embargo, las autoridades ahora buscan llenar nuevamente las cárceles para presionar a los prisioneros y sospechosos de delitos a unirse al frente. Esta práctica también ha alcanzado a figuras públicas, como políticos condenados por corrupción que prefieren enlistarse en unidades de menor riesgo antes que enfrentar largas penas en prisión.
El uso de políticas de reclutamiento tan amplias está dejando huellas profundas en la sociedad rusa. Entre las principales preocupaciones se encuentran:
El caso del exmedallista olímpico Andrey Perlov, presionado para alistarse bajo amenaza de prisión, evidencia hasta dónde llegan las políticas del Kremlin en busca de refuerzos.
La flexibilización de las normas de reclutamiento en Rusia refleja no solo la magnitud del conflicto en Ucrania, sino también una crisis interna que compromete la ética, la justicia y el tejido social del país. Mientras las críticas internacionales crecen, los impactos de estas medidas seguirán marcando el rumbo de la guerra y las dinámicas de poder en la región.