Una licitación multimillonaria, tiempos de entrega imposibles y especificaciones dudosas. El Ministerio de Seguridad porteño, a cargo de Waldo Wolff, anunció la compra de nuevos uniformes policiales para la Policía de la Ciudad, pero los detalles del proceso encendieron las alarmas.
Se trata de la licitación 3202-2080-LPU24, que prevé la adquisición de 373.400 unidades entre indumentaria, calzado y accesorios por un total de 12.976.184.000 pesos. Sin embargo, especialistas en seguridad advierten sobre "especificaciones técnicas restrictivas, plazos de entrega irreales y una falta de transparencia preocupante".
Uno de los puntos más cuestionados es que no se realizó una presentación de muestra patrón antes de adjudicar la compra. Este paso es clave en cualquier licitación pública para garantizar que los productos cumplen con los estándares exigidos.
Según fuentes del sector, esta omisión alimenta la sospecha de que la licitación estaría direccionada a una empresa en particular que ya estaría fabricando los uniformes en China, afectando la competencia y favoreciendo a un solo proveedor.
Otro dato que genera dudas es el tiempo de entrega: 45 días corridos para producir y distribuir casi 400.000 uniformes. Esto significa fabricar 8.297 unidades por día, un volumen que ninguna empresa textil en Argentina podría sostener.
Los cuestionamientos también recaen en la calidad de los uniformes. Expertos afirman que las especificaciones técnicas contienen inconsistencias graves en cuanto a la materia prima y el diseño de las prendas.
"Los materiales propuestos tienen características propias de ropa de merchandising o deportiva de baja calidad, algo inaceptable para un uniforme que debe soportar condiciones extremas", señalaron fuentes consultadas. Además, las telas de bajo gramaje no garantizan resistencia ni comodidad, y en altas temperaturas pueden generar problemas de transpirabilidad.
Otro problema detectado es la tabla de talles: las medidas no coinciden con los estándares textiles y ni siquiera contemplan opciones específicas para mujeres dentro de la fuerza.
Esta situación reaviva el debate sobre la transparencia en las compras públicas y el manejo de los fondos destinados a las fuerzas de seguridad. Mientras el Ministerio de Seguridad defiende la necesidad de renovar los uniformes policiales, las irregularidades en la licitación ponen en jaque la credibilidad del proceso.
Con plazos imposibles, materiales de baja calidad y dudas sobre la competencia, la compra de uniformes para la Policía de la Ciudad se convirtió en un foco de polémica que sigue sumando interrogantes.