¿Te imaginás que de un día para el otro tu escuela ya no pudiera usar ciertas palabras que parecían normales? Eso es exactamente lo que acaba de pasar en El Salvador, y la medida viene directamente del presidente Nayib Bukele. La decisión genera debate y hace que muchos padres, docentes y estudiantes se pregunten qué cambia en la educación de sus hijos.
El jueves, Bukele anunció en sus redes sociales que queda totalmente prohibido el uso del lenguaje inclusivo en todas las escuelas públicas del país. Según el mandatario, esta medida busca asegurar una educación "libre de injerencias ideológicas" y proteger el correcto uso del idioma en los materiales educativos.
El memorandum, firmado y difundido por la ministra de Educación, la militar Karla Trigueros, establece que la prohibición se aplicará en todas las instituciones del sistema público. Entre los ejemplos de palabras que quedan fuera del aula se encuentran “amigue”, “compañere”, “niñe”, “alumn@”, “jóvenxs” y “nosotras”. La idea, según Trigueros, es mantener una comunicación clara, respetuosa y sin imposiciones ideológicas.
Bukele ya había tocado este tema en el CPAC, la conferencia política anual que reúne a activistas y funcionarios conservadores de Estados Unidos y otras partes del mundo. Allí, el mandatario dijo que su objetivo no era solo eliminar esta forma de hablar, sino también garantizar el rol de los padres en la educación de sus hijos.
En febrero de 2024, el entonces ministro de Educación, José Mauricio Pineda, había anticipado que se eliminaría cualquier rastro de la ideología de género de las escuelas públicas, después del discurso de Bukele en el CPAC. Según explicó el presidente, la prioridad es retomar valores tradicionales, el civismo, la moral y el aprendizaje de materias esenciales como matemática e historia, sin ideologías que, en su visión, contradigan la familia y la fe.
La medida ha generado opiniones divididas. Por un lado, hay quienes apoyan la prohibición y consideran que las escuelas deben centrarse en contenidos académicos tradicionales. Por otro, hay quienes creen que la restricción del lenguaje inclusivo limita la diversidad y la inclusión en el aula.
Lo que sigue siendo una incógnita es cómo se implementará exactamente esta norma en la vida cotidiana de los colegios públicos, cómo afectará a docentes y estudiantes y qué repercusiones podría tener en el debate nacional sobre educación y diversidad.
El tema está recién empezando y promete seguir en la agenda mediática y educativa de El Salvador durante los próximos meses. Para padres y docentes, la pregunta que queda es clara: ¿cómo se adaptarán las escuelas a esta nueva norma y qué cambios concretos veremos en los libros y materiales escolares?