¿Qué pasó entre el Vaticano, el Papa Francisco y los Estados Unidos antes de que eligieran al nuevo Papa? Algo que pocos sabían salió a la luz después de que se anunció que el nuevo pontífice sería nada menos que León XIV, antes conocido como Robert Prevost. La elección, inesperada para muchos dentro y fuera de Roma, tuvo un giro político que conectó directamente con Estados Unidos y que vale la pena entender.
Hasta hace unos días, Robert Prevost ni figuraba entre los favoritos para suceder al Papa Francisco. Sin embargo, un llamado telefónico y un acuerdo privado terminaron inclinando la balanza a su favor. Según fuentes del Vaticano, el entonces sumo pontífice mantuvo una charla clave con el vicepresidente estadounidense JD Vance, un converso al catolicismo desde 2019. En esa conversación, el Papa Francisco le pidió a Vance que viajara a Roma y participara del proceso que definiría al nuevo Papa.
Lo sorprendente es que Vance, que tiene posturas bastante conservadoras, terminó apoyando a un candidato más moderado. Aunque Prevost mantiene doctrinas tradicionales —como su rechazo a la ideología de género o a los nuevos modelos de familia—, también promueve la inclusión y el diálogo dentro de la Iglesia.
¿Por qué JD Vance cambió su postura? Fuentes cercanas indican que fue por respeto a su relación con el Papa Francisco y por un intento de consenso. También pesó que otro candidato impulsado por el expresidente Donald Trump, el conservador Raymond Burke, no generaba respaldo suficiente en el Vaticano.
León XIV, nacido en Chicago en 1955, fue obispo en Perú entre 2015 y 2023, y formó parte de la Orden de San Agustín. Si bien su ideología conserva rasgos tradicionales, su perfil pastoral y su capacidad para mediar entre posturas enfrentadas dentro de la Iglesia lo convirtieron en una figura de equilibrio. Desde el Vaticano lo describen como alguien firme en la doctrina pero abierto al diálogo.
El rol de Vance fue decisivo, incluso ante Trump, a quien le pidió que lo dejara manejar la situación. Esa movida cambió todo: se dejó de lado la polarización y se priorizó un perfil que pudiera tender puentes.
Con León XIV al frente del Vaticano, y con el respaldo político de sectores claves en Estados Unidos, se abre una nueva etapa para la Iglesia. ¿Será posible un equilibrio entre tradición y apertura? El tiempo dirá. Por ahora, el mundo mira de cerca cómo este nuevo Papa navegará un escenario cargado de tensiones… y oportunidades.