Las campañas de Trump y Harris intensifican el uso de mensajes de texto para solicitar donaciones y apoyo. Votantes de todos los estados reciben mensajes personalizados que buscan crear cercanía, aunque la insistencia llega a ser molesta para algunos.
Algunos simpatizantes, como Robyn Beyah, disfrutan de los textos y aceptan las constantes notificaciones. Otros, sin embargo, lo consideran “ruido de fondo” y prefieren ignorarlos, como Ebenezer Eyasu, que ya ha dejado de prestarles atención.
Los expertos advierten sobre la posibilidad de mensajes fraudulentos y sugieren verificar la autenticidad de las solicitudes antes de donar. Casos recientes en Wisconsin y Pensilvania reflejan cómo estas prácticas buscan intimidar o engañar a los votantes.
Ambas campañas utilizan técnicas de marketing agresivo, como fechas límite y mensajes alarmistas, para motivar las donaciones. Incluso incluyen referencias a personalidades políticas y productos exclusivos para atraer a los donantes.
Beverly Payne, votante de Harris, considera que la frecuencia de mensajes refleja la cultura actual. Asegura que los textos fortalecen la conexión entre la campaña y los votantes, algo que puede haber contribuido a la recaudación récord de la candidata demócrata.