En la recta final hacia el balotaje, Javier Milei redobla esfuerzos para enfrentar el debate presidencial contra Sergio Massa. Con la prioridad de evitar errores, la estrategia se enfoca en mantener la calma y prevenir cualquier muestra de inestabilidad emocional. En La Libertad Avanza (LLA) están conscientes de posibles golpes bajos por parte de Massa y apuestan a la tranquilidad de Milei.
La táctica defensiva no excluye la ofensiva. Milei dirigirá su crítica hacia la gestión económica de Massa, destacando aspectos como la inflación y el manejo de la deuda. Su enfoque se mantiene en ratificar conceptos que le han funcionado, como "la casta, la motosierra y la dolarización". El candidato opta por ser fiel a su estilo y no se esperan sorpresas en el debate.
Reservando el tema del espionaje ilegal, Milei se centra en crecer desde el 30% obtenido en las PASO. La estrategia es consolidar los conceptos que le dieron respaldo. Aunque se mantiene cauto respecto al caso de Tailhade, evitando vincular directamente a Massa, en su entorno reconocen dudas sobre la responsabilidad del candidato en las maniobras.
Para el debate, Milei se recluye en el Hotel Libertador, su búnker definitivo. La semana previa será de intensa preparación, bloqueando actividades públicas. Con asesoramiento de Santiago Caputo, ex discípulo de Durán Barba, y el respaldo ocasional de Mauricio Macri, Milei busca llegar al debate descansado y listo para enfrentar la confrontación final contra Massa.