¿Hasta dónde puede avanzar el presidente con las facultades delegadas? Esa pregunta se volvió central después de que el Gobierno nacional anunció una batería de decisiones que ya están transformando el Estado. Y lo más fuerte es que muchas de estas medidas se aplicaron sin pasar por el Congreso.
En esta nota, te contamos qué son exactamente las facultades delegadas, cómo las está usando Javier Milei y qué impacto tienen en la vida cotidiana de todos los argentinos.
Las facultades delegadas son permisos especiales que el Congreso le da al Poder Ejecutivo para que tome decisiones en su lugar, por un tiempo limitado y en temas concretos. Esto suele usarse en contextos de emergencia, cuando se necesita actuar rápido.
En el caso de Milei, esas facultades están habilitadas desde diciembre de 2023 y le permiten firmar decretos sin pasar por una ley votada por los legisladores.
Desde que recibió esas facultades delegadas, el Ejecutivo firmó 65 decretos. Según explicó el vocero presidencial Manuel Adorni, el objetivo es “modernizar el Estado” y “achicar el gasto público”.
Entre las medidas del Gobierno más relevantes, se destaca la disolución de Vialidad Nacional, la Agencia de Seguridad Vial, el INADI, y varios institutos históricos y científicos. También se fusionaron organismos y se convirtieron entes autárquicos en simples unidades organizativas.
Muchos de estos entes, según la visión oficial, “no prestaban servicios esenciales” y funcionaban como estructuras duplicadas o cajas políticas.
Según las estimaciones oficiales, el conjunto de estas medidas genera un ahorro anual de USD 2.000 millones. El Gobierno asegura que ese dinero ya no se va en sueldos, alquileres o estructuras sin función real.
Además, se desregularon sectores clave como el transporte de cargas, las importaciones científicas, la energía y hasta el mercado de garrafas. También se autorizó la privatización de empresas estatales como Energía Argentina S.A. y Corredores Viales.
El impacto más visible está en la simplificación de trámites, la eliminación de regulaciones y la reorganización del sistema de salud y transporte. Pero también hay efectos más profundos: la política pública cambia su lógica.
Con esta concentración de poder en el Ejecutivo, muchas decisiones que antes pasaban por el Congreso ahora se toman directamente en la Casa Rosada.
Aunque este primer ciclo de reformas ya se cerró, el uso de las facultades delegadas sigue vigente. Eso significa que Milei podría seguir tomando decisiones de alto impacto sin necesitar el respaldo legislativo.
El debate que se abre es si este camino puede sostenerse en el tiempo y qué control tendrán los ciudadanos sobre este tipo de transformaciones.