¿Se puede confiar en un ministerio que apenas empieza y ya está en crisis? El Ministerio de Igualdad, el proyecto más ideologizado del presidente Gustavo Petro, volvió a ocupar los titulares tras la renuncia de Juan Carlos Florián. La salida del funcionario, aceptada este miércoles 17 de septiembre, se produjo semanas después de que el Tribunal Administrativo de Cundinamarca suspendiera su nombramiento por una demanda que señalaba el incumplimiento de la Ley de Cuotas.
La polémica alrededor de Florián no es nueva. Conocido por su pasado como actor de porno gay y por definirse como persona de “género fluido no hegemónico”, el funcionario llegó al ministerio con un estilo provocador, declarando públicamente ser una “marica” frente a los medios. Lo que se presentaba como un gesto de inclusión terminó convirtiéndose en un foco de controversia institucional.
El conflicto principal se centró en la Ley de Cuotas, que obliga a garantizar al menos un 30% de participación femenina en los altos cargos del Gobierno. Al momento de la demanda, 10 de los 19 ministerios estaban a cargo de hombres, incluyendo Florián, lo que reducía la participación femenina al 47,4%. Esta cifra fue suficiente para que opositores judicializaran la designación y se ordenara la suspensión provisional del ministro.
A pesar de los intentos del Gobierno por compensar la situación con nombramientos posteriores, como los de Gloria Patricia Perdomo y Carina Murcia en el Ministerio TIC, la Justicia mantuvo la medida contra Florián.
Gustavo Petro salió al cruce calificando la decisión judicial como un acto de “homofobia”. En su descargo en X, el presidente aseguró: “La autodeterminación de género está por encima de cualquier límite legal. Si una persona siente que es hombre o mujer, eso lo decide esa persona, nadie puede obligar lo contrario”.
Pese a la defensa presidencial, la renuncia fue inevitable. La Casa de Nariño designó de manera provisional a Angie Lizeth Rodríguez Fajardo, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), mientras no se anuncie quién ocupará el cargo de manera definitiva.
El Ministerio de Igualdad acumula críticas desde su creación: falta de resultados concretos, manejo opaco de recursos y disputas internas por liderazgo. La salida de Juan Carlos Florián en tan poco tiempo refuerza la percepción de que la cartera funciona más como un “ministerio de papel” que como un espacio efectivo de políticas públicas.
Lo que parecía una apuesta a la inclusión se convirtió en un ejemplo de los desafíos legales y sociales que enfrentan los proyectos ideológicos de Gustavo Petro. ¿Podrá el próximo ministro revertir esta imagen y darle peso real al ministerio? El debate recién empieza.