¿Es posible que China haya encontrado la solución definitiva a la crisis energética global? Su ambicioso plan de construir plantas solares espaciales ha captado la atención mundial. Sin embargo, detrás de la promesa de captar energía desde la órbita terrestre, se esconden desafíos técnicos, costos exorbitantes y dudas sobre sus verdaderas intenciones.
El científico Long Lehao, de la Academia China de Ingeniería, compara este plan con "trasladar la presa de las Tres Gargantas al espacio". Este paralelismo resalta tanto la magnitud del proyecto como la tendencia de China a usar iniciativas colosales para reforzar su imagen como superpotencia tecnológica.
El proyecto dependerá del cohete superpesado CZ-9, aún en desarrollo, diseñado para colocar hasta 100 toneladas en órbita baja. Este cohete, que se compara con el Starship de SpaceX, promete ser reutilizable, pero su primer lanzamiento no está previsto antes de 2030.
Aunque China asegura que estas plantas solares espaciales enviarán energía mediante microondas a estaciones terrestres, expertos cuestionan si la tecnología actual es suficiente para garantizar la seguridad y eficacia de este sistema.
La idea de aprovechar la energía solar desde el espacio no es nueva. La ausencia de noche y clima adverso en la órbita terrestre permite una captación constante de energía. Pero, ¿vale la pena el esfuerzo?
Los costos de enviar una planta solar de 1 km² al espacio son astronómicos. Además, construir, ensamblar y operar esta infraestructura presenta desafíos logísticos y técnicos que ninguna nación ha superado hasta ahora. China, a pesar de sus avances, enfrenta un panorama incierto.
Varios obstáculos generan dudas sobre la viabilidad del proyecto:
Mientras SpaceX ya ha probado tecnologías reutilizables con el Starship, el CZ-9 todavía es un proyecto en papel. Esto plantea preguntas sobre si China realmente puede competir con las capacidades de empresas privadas ya consolidadas.
Aunque la idea de plantas solares espaciales podría ser revolucionaria, muchos expertos ven en este anuncio una estrategia más de propaganda que de innovación práctica. La construcción de infraestructura energética terrestre más económica y eficiente parece, por ahora, una opción mucho más viable.
El tiempo dirá si este proyecto de China es un salto hacia el futuro o simplemente una declaración de intenciones que nunca verá la luz. ¿Estamos ante una revolución energética o frente a otro sueño espacial demasiado grande para hacerse realidad?