Por primera vez en la historia, Argentina logra exportar gas natural a Brasil utilizando la infraestructura de Bolivia. Esta operación marca un antes y un después en la integración energética del Mercosur, pero, ¿cuáles son las implicancias reales de este acuerdo? ¿Es el comienzo de una nueva era para el sector?
La exportación se concretó gracias a la gestión de TotalEnergies, el principal operador privado de gas en Argentina, y la comercializadora Matrix Energía. Esto ocurre en el marco de la estrategia del gobierno de Javier Milei, quien apuesta al sector privado para transformar al país en un exportador neto de energía.
El acuerdo, sellado a fines de 2024, cuenta con la participación de Yacimientos Fiscales Bolivianos (YPFB) y busca aprovechar la infraestructura boliviana para llevar el gas argentino al mercado brasileño.
El gas extraído de Vaca Muerta, la mayor reserva de gas de Sudamérica, viaja por la red troncal de gasoductos hasta Campo Durán, Salta. Desde allí, ingresa a Bolivia a través del gasoducto Madrejones, y luego es transportado hasta Brasil.
El Gasoducto Brasil-Bolivia (Gasbol), con una capacidad de 30 millones de metros cúbicos diarios, se perfila como la mejor opción para consolidar el comercio de gas. Actualmente, está subutilizado en un 66% debido a la crisis de producción boliviana tras años de desinversión.
A diferencia de las administraciones kirchneristas, el gobierno de Milei ha dejado en claro que no financiará grandes obras de infraestructura energética con fondos estatales. En su lugar, apuesta por el capital privado y el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), que ofrece beneficios fiscales a proyectos de más de USD 200 millones.
El Memorándum de Entendimiento (MOU) firmado entre Milei y Lula Da Silva prevé un crecimiento escalonado en las exportaciones de gas:
2025: 2 millones de metros cúbicos diarios.
2028: 10 millones de metros cúbicos diarios.
2030: 30 millones de metros cúbicos diarios.
Este acuerdo representa una gran oportunidad para que Argentina genere divisas, reduzca su déficit comercial y posicione a Vaca Muerta como un jugador clave en la región. Para Brasil, significa acceso a gas competitivo para su industria y producción de fertilizantes.
La gran pregunta ahora es: ¿se concretarán las inversiones necesarias para sostener este crecimiento?