¿Por qué las reinas no podrán vestir de blanco en el funeral del Papa Francisco? Aunque tienen permiso especial, esta vez hay una razón de peso para dejarlo de lado. Y no es solo por respeto: hay reglas claras que lo explican.
El sábado 26 de abril, la Plaza San Pedro será testigo de un momento histórico. Desde que se anunció la muerte del Papa Francisco, el pasado lunes 21, crece la expectativa por cómo será su despedida final. El funeral estará presidido por el cardenal Giovanni Battista Re, y reunirá a líderes mundiales, autoridades religiosas y miembros de distintas casas reales. Pero, ¿por qué se habla tanto de lo que van a usar?
En el Vaticano no hay un "uniforme" obligatorio para asistir al funeral, pero sí hay una regla básica: sobriedad total. Colores oscuros, actitud respetuosa y cero ostentación. Sin embargo, para las mujeres de la realeza, el protocolo es mucho más estricto.
Vestido negro, largo, de manga larga y sin brillos. Nada de escotes ni adornos llamativos. Las joyas deben ser discretas, y el calzado, cerrado y de taco bajo. Para las reinas católicas, hay además un detalle especial: se espera que usen mantilla negra con peineta, aunque también pueden optar por velos o tocados simples.
Existe un privilegio muy exclusivo en la Iglesia: el privilège du blanc. Es un permiso que solo algunas reinas tienen —como las de España, Bélgica, Luxemburgo o la princesa de Mónaco— para vestirse de blanco frente al Papa. Pero en esta ocasión, nadie lo usará.
¿Por qué? Aunque esté permitido, lucir blanco en un funeral sería visto como una falta de respeto. El simbolismo del luto tiene peso. Por eso, se espera que incluso quienes podrían usar ese color, elijan vestirse como el resto: de negro.
El funeral del Papa Francisco no solo será un evento religioso: será una despedida a nivel mundial. La transmisión llegará a millones de personas, y se espera que la realeza y líderes de distintas religiones acompañen el homenaje.
Para muchos, este momento será más que una ceremonia. Será una forma de agradecerle a un Papa que supo conectar con la gente común, que habló en un lenguaje directo, y que dejó su marca en la historia reciente de la Iglesia.