La empresa que vuelve a manejar las elecciones porteñas de este año es la misma que generó polémica en 2023. Pero, ¿por qué nadie más se presentó? Acá te contamos lo que no se dice.
El próximo 18 de mayo, en la Ciudad de Buenos Aires se vota con boleta única electrónica, y ya se definió qué empresa se encargará de toda la logística y tecnología electoral. Se trata de Magic Software Argentina, más conocida como MSA, que fue la única oferente en la licitación pública.
Sí, leíste bien: la única.
El gobierno que lidera Jorge Macri decidió avanzar con MSA para organizar los comicios. Esta firma ya había sido la responsable en las PASO porteñas de 2023, elecciones marcadas por fallas técnicas y demoras que obligaron a suspender el sistema electrónico para las generales.
A pesar de eso, en 2025 vuelve al ruedo.
La pregunta que muchos se hacen es por qué no se presentaron otras empresas. Según trascendió, firmas como Indra, Correo Argentino y Smartmatic están más enfocadas en el conteo provisorio, y no cuentan con el hardware necesario. Incluso podrían haber subcontratado a terceros si ganaban, pero directamente decidieron no competir.
MSA, por su parte, tiene un aliado clave: COMITIA, otra empresa del mismo grupo, que ya proveyó tecnología en elecciones como las de Paraguay en 2023, donde se utilizó un sistema similar. A través de este entramado empresarial, Grupo MSA se consolida como el único actor local capaz de ofrecer todo el paquete: máquinas, software y logística.
Ahora bien, ¿por qué tanta desconfianza si es la única opción?
En las elecciones pasadas, la propia jueza federal María Servini criticó duramente a MSA y al Instituto de Gestión Electoral. Habló de “improvisación” y cuestionó el funcionamiento de las máquinas. A raíz de esos problemas, el entonces jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta decidió volver al papel para la elección definitiva.
Pero el contexto ahora es otro. El PRO enfrenta por primera vez un escenario incierto en su bastión histórico, y Jorge Macri necesita un proceso ágil, sin sobresaltos, ni titulares negativos. Aunque no hay confirmación oficial aún, todo indica que el contrato se firmará con MSA sin mayores resistencias.
Ahí está la intriga: ¿puede una empresa cuestionada garantizar transparencia y eficiencia esta vez? Falta poco para saberlo.