El estado de California, conocido por su histórica innovación económica, enfrenta un problema crítico: el 97% del crecimiento laboral entre 2022 y 2024 se debió a contrataciones estatales. Según un informe de la Institución Hoover, el sector privado generó solo 5.400 empleos en ese período, mientras que el resto provino del sector público.
Este panorama coloca a California en una situación económica alarmante. Mientras Estados Unidos añadió 7,32 millones de empleos privados en ese mismo lapso, la contribución de California fue apenas del 0,07%. Estas cifras evidencian un sector privado en declive y una creciente dependencia del Estado como motor económico.
La pérdida de competitividad ha llevado a gigantes como Tesla y Chevron a trasladar sus operaciones fuera de California. Altos impuestos, costos operativos y un entorno poco favorable para los negocios han impulsado esta fuga de empresas, afectando aún más la economía local.
El modelo económico actual, basado en empleos estatales, no solo limita la innovación, sino que también amenaza la sostenibilidad fiscal. Con una creciente cantidad de empleados públicos y menos trabajadores del sector privado, la carga impositiva se vuelve insostenible a largo plazo.
Para revertir este estancamiento, California necesita reformar su economía, fomentando la inversión privada y reduciendo la dependencia del empleo estatal. Sin estos cambios, el estado seguirá perdiendo empresas, capitales y talento.
La clave para un futuro sostenible está en revitalizar el sector privado. Sin una base económica sólida que genere ingresos e innovación, el crecimiento estatal no podrá sostenerse, perpetuando el riesgo de una crisis económica profunda.