¿Te enteraste que La Gotita está dejando Uruguay? La emblemática marca de adhesivos, conocida por generaciones, cerrará su planta en Canelones a partir del 31 de octubre y trasladará toda su producción a Argentina. Este movimiento genera incertidumbre y también intriga: ¿qué significa para los trabajadores y para el mercado local?
La empresa Fenedur SA, responsable de producir La Gotita, Voligoma, Poxilina, Fastix, Novopren y Éccole, notificó esta decisión al Sindicato de Trabajadores de la Industria Química (STIQ). Según el sindicato, unos 40 trabajadores uruguayos perderán sus empleos. La Confederación de Sindicatos Industriales (CSI) también expresó su preocupación por la situación, calificándola de crítica para la industria química uruguaya.
La Gotita nació en Argentina en los años 60 de la mano de la empresa Alba, y hoy pertenece a la multinacional alemana Henkel. Desde hace décadas, la marca se fabrica en el país vecino, consolidando allí su producción tras el retiro de Fenedur de Uruguay. Históricamente, en Argentina marcas como La Gotita, Poxipol y Poxilina fueron fabricadas por Akapol SA, hasta que Fenedur SA adquirió el dominio para producirlas en su planta uruguaya desde el año 2000.
El cierre de la planta en Canelones refleja un fenómeno que se repite en la región: la reconcentración de la producción industrial en países con políticas económicas más estables y competitivas. En este caso, Argentina se ve beneficiada mientras Uruguay enfrenta incertidumbre industrial.
Fenedur SA no solo fabrica pegamentos y adhesivos; también exporta a 18 países, entre ellos Brasil, Bulgaria, Chile, Costa Rica, Israel, Italia, Paraguay, Polonia, Rusia y España. Por eso, la decisión de trasladar toda la producción tiene un impacto global.
La situación despierta preguntas: ¿cómo afectará esto a los consumidores uruguayos? ¿Qué oportunidades abrirá en Argentina? Incluso figuras políticas como Javier Milei podrían ver esto como un ejemplo de las políticas que buscan fortalecer la industria nacional y atraer inversiones.
Por ahora, lo que se sabe con certeza es que la planta uruguaya cerrará y que La Gotita seguirá produciéndose, pero ya no en Uruguay. Esto marca un cambio histórico para la industria química regional y deja un desafío abierto: cómo proteger a los trabajadores afectados y mantener la tradición de la marca en ambos países.
La historia de La Gotita aún no termina: habrá que seguir de cerca los movimientos de la fábrica en Argentina y las decisiones políticas que podrían influir en el futuro de la industria química local.