El 8 de mayo, el Vaticano fue escenario de un momento histórico: la elección del nuevo Papa tras la muerte de Papa Francisco. Pero la sorpresa no fue solo el cambio de líder, sino quién lo reemplazó. El elegido fue Robert Prevost, un cardenal nacido en Chicago que ahora lleva el nombre de León XIV. Es el primer Papa estadounidense de la historia… y eso ya dice mucho.
Con 69 años, León XIV asumió como el Papa número 267 de la Iglesia Católica. Aunque nació en Estados Unidos, también tiene ciudadanía peruana, gracias a sus años de misión religiosa en América Latina. Muchos lo veían como un reformista moderado cercano a Francisco, pero lo cierto es que no figuraba entre los favoritos del cónclave. Su elección dejó a más de uno con la boca abierta.
Esa es la pregunta que flota desde que se anunció su nombre. Mientras Papa Francisco había buscado acercarse, sin modificar la doctrina tradicional, León XIV parece tener una visión más dura.
En 2012, cuando todavía no era conocido mundialmente, Prevost criticó fuerte a los medios de comunicación por “promover valores contrarios al Evangelio”. En ese paquete, incluyó al “estilo de vida homosexual” y a las “familias alternativas”, como aquellas formadas por dos madres o dos padres con hijos adoptivos. Esas declaraciones reaparecieron tras su elección y generaron ruido, sobre todo en quienes esperaban que la línea aperturista de Francisco continuara.
La Iglesia Católica hoy está dividida. Por un lado, los sectores más conservadores que pedían frenar las reformas. Por otro, los que apoyaban los gestos de apertura de Papa Francisco, sobre todo hacia personas LGBTQ+. En ese contexto, la llegada de León XIV podría inclinar la balanza.
Aún es pronto para saber cómo será su pontificado. Pero su pasado y sus palabras dejan entrever que el nuevo Papa no buscará grandes cambios en temas como el matrimonio igualitario o la adopción por parte de parejas del mismo sexo.
Lo que viene será clave para millones de fieles en todo el mundo, y también para quienes desde afuera miran con atención cómo se mueve una de las instituciones más influyentes del planeta.
¿Cambiará el tono? ¿Se endurecerá la doctrina? ¿Habrá diálogo o retroceso? Lo que haga León XIV en sus primeros meses será determinante. Y ya todos están mirando.