¿Te imaginás que te midan el gasto como si siguieras comprando lo mismo que hace 7 años? Bueno, eso es lo que venía pasando en Argentina. Pero eso está por cambiar. El Gobierno va a presentar un nuevo IPC y, aunque parezca algo técnico, puede pegar fuerte en cómo se calcula la inflación que te afecta todos los días. ¿Por qué lo cambian y qué significa para vos? Acá te lo explicamos sin vueltas.
El nuevo Índice de Precios al Consumidor (IPC) es una actualización de la canasta con la que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) mide cuánto suben los precios en el país, o sea, cómo se mide la inflación. La actual se basa en lo que gastaban las familias en 2017/2018. Pero claro, desde entonces cambiaron muchas cosas: ahora pagás Netflix, usás más el celu, y quizás comés distinto. Todo eso antes no se tenía en cuenta.
Por un lado, hace rato que economistas vienen pidiendo que se actualice. Pero además, es uno de los compromisos que el Gobierno asumió con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En un informe reciente, el organismo destacó que el cambio es clave y espera que esté listo antes de fin de año.
Desde el INDEC, que dirige Marco Lavagna, ya tienen todo armado en lo técnico. Lo que falta ahora es que se termine de definir políticamente. Pero la decisión ya está en marcha.
Lo más importante es que se actualiza la lista de productos y servicios que se toman como referencia. Se suman cosas como plataformas de streaming, uso de internet, y gastos que hoy son parte del día a día. Además, cambian las ponderaciones: o sea, cuánto peso tiene cada rubro en el cálculo final.
Por ejemplo:
Alimentos y bebidas no alcohólicas bajan del 26,9% al 22,7%
Vivienda, electricidad y gas suben del 9,4% al 14,5%
Transporte pasa del 11% al 14,3%
Comunicaciones, como el celular, crecen del 2,8% al 5,1%
En resumen: los servicios que pagás todos los meses van a pesar más que antes. Y eso hace que los aumentos de tarifas tengan más impacto directo en la inflación que se informa.
Aunque el propio Lavagna aclaró que los cambios no alteran tanto el resultado final, sí hacen que el índice sea más realista. Y eso importa: porque la inflación oficial se usa para negociar paritarias, ajustar contratos o definir políticas públicas. Si se mide mal, te puede jugar en contra sin que te des cuenta.
En definitiva, el nuevo IPC no es solo un cambio técnico. Es una forma de que lo que se dice oficialmente sobre la inflación se parezca más a lo que vos realmente vivís cuando vas al súper o pagás las boletas. Falta que lo apruebe el Gobierno, pero si todo sale como está previsto, empieza a regir antes de fin de año. Estaremos atentos.