¿Qué hace que, a pesar de la crisis, tantos argentinos quieran seguir por este camino? Una encuesta nacional reciente trae datos que sorprenden y confirman algo clave: la mayoría prefiere profundizar las reformas antes que volver a las políticas kirchneristas.
El sondeo, realizado por DC Consultores entre el 8 y el 9 de julio sobre 1.830 casos en todo el país, muestra un dato contundente: el 73,5% de los encuestados asegura que votaría por mantener el rumbo del gobierno de Javier Milei en las elecciones legislativas de octubre. Solo el 26,5% dijo que optaría por un cambio de rumbo. Y acá viene el dato importante: ese cambio, según la encuesta, implicaría volver “al pasado”.
¿Ese respaldo es por falta de opciones? Para nada. La encuesta también midió cómo ve la gente el llamado “fenómeno Milei”. Y el 67,8% opinó que el Presidente está haciendo lo que nadie antes se animó a hacer. Solo un 18,8% dijo que es “humo” y un 8,4% cree que genera expectativas más que resultados.
¿Y los que piensan que Milei gobierna porque no tiene rivales? Apenas un 5%. Es decir, no es solo que no haya oposición fuerte: la gente cree de verdad que el presidente representa un cambio real frente al fracaso de los partidos tradicionales.
Hoy por hoy, las políticas kirchneristas no parecen tener respaldo mayoritario. El estudio de DC Consultores revela que la oposición no logra ofrecer una propuesta clara ni una figura que pueda disputarle el liderazgo a Milei. Mientras tanto, el oficialismo libertario avanza con el apoyo de un electorado que no solo no se arrepiente, sino que pide más.
Y si bien todavía falta para octubre, todo indica que el Presidente llega con ventaja. No solo por los números, sino por algo más difícil de medir: una convicción social profunda de que el país necesita seguir este rumbo.
En un país donde los gobiernos suelen desgastarse rápido, Milei muestra algo raro: gana adhesión con el paso de los meses. Este nuevo respaldo electoral que se proyecta para octubre podría darle al Presidente más fuerza en el Congreso y consolidarlo como figura central del nuevo orden político argentino.
La pregunta ya no es si tiene apoyo. La pregunta es: ¿cuánto más puede crecer ese respaldo? El loop sigue abierto.