Desde que el cardenal estadounidense fue elegido como el nuevo pontífice con el nombre de Papa León XIV, no paran de circular preguntas sobre su entorno más cercano. Pero hay un nombre que se repite en redes y en medios como un eco incómodo: su hermano, el activista conservador y veterano militar, el polémico Lou Prevost.
Aunque el nuevo Papa ha preferido mantenerse lejos de los temas políticos, su hermano mayor no se guarda nada. En Facebook, Lou Prevost no solo expresa su fuerte apoyo a Donald Trump, sino que también lanza críticas a temas sensibles como el aborto, la inmigración y el uso de los impuestos en Estados Unidos.
La tensión aumentó cuando Lou Prevost opinó públicamente sobre el segundo intento de asesinato contra Donald Trump, ocurrido en septiembre. “Intentaron eliminar al presidente Trump otra vez. ¿Cómo es posible?”, escribió. Después agregó que todo apunta a que Trump “sabe cosas comprometedoras”. Sus palabras se viralizaron enseguida.
Y hay más. En sus posteos, Lou Prevost también elogió al vicepresidente JD Vance por su desempeño en un debate contra el gobernador demócrata de Minnesota, Tim Walz. Lo llamó “fenomenal, muy informado y elocuente” y aseguró que sería “un gran presidente algún día”.
El entusiasmo de Lou no termina ahí: también celebró las ideas de Elon Musk en cuanto al gasto público y lo defendió por su rol en el rescate de astronautas varados. “Si estás enojado con Elon por señalar el uso ineficiente de nuestros impuestos, tal vez vos seas parte del problema”, disparó.
Pero lo que más ruido genera es cómo todo esto puede afectar al flamante Papa León XIV. ¿Qué pasa cuando el hermano del líder de la Iglesia Católica promueve ideas que polarizan tanto? ¿Puede esto influir en la percepción pública del nuevo Papa?
En entrevistas locales, Lou Prevost recordó con emoción cómo su hermano menor siempre fue “el bueno de la familia”. “Desde chicos decían que iba a ser sacerdote, hasta se reían diciendo que podía llegar a Papa. Y mirá, pasó”, contó.
Hoy, la figura del nuevo Papa aparece marcada por un contraste que pocos esperaban: mientras él promueve el diálogo, su hermano lanza mensajes que dividen. ¿Será esto un problema para el Vaticano? ¿O Lou simplemente es una figura paralela sin peso en Roma?
Mientras tanto, el mundo mira de cerca. Y más de uno se pregunta si estas diferencias familiares marcarán el comienzo de una nueva etapa en la relación entre política, religión y opinión pública global.