Maximiliano Pullaro, gobernador de Santa Fe, se mantiene distante respecto a la reforma constitucional al afirmar que "es un tema de la Legislatura". Esta evasiva responde a la creciente presión política sobre la necesidad de discutir un proyecto de reforma y convocar elecciones de convencionales constituyentes antes de finalizar las sesiones ordinarias en noviembre.
En una reciente entrevista en Cadena3 Rosario, Pullaro priorizó otros asuntos gubernamentales, como la seguridad y la educación. Sin embargo, su evasiva sobre la reforma se suma a las crecientes preocupaciones dentro de su propio partido, ya que enfrenta presiones de figuras clave como el senador Felipe Michlig, su "padre político".
A pesar de su vínculo cercano con Michlig, Pullaro intentó distanciarse de la posible interna radical sobre la reelección. Afirmó: "Tengo una relación padre-hijo" con el senador, aunque admitió que existe un "debate permanente" sobre el tema. Este contexto genera tensiones entre diferentes facciones de la UCR en la provincia.
Además, Pullaro se enfrenta a la oposición de otros radicales, como José Corral y Julián Galdeano, quienes también cuestionan su reelección. En medio de este clima político, la diputada libertaria Romina Diez advirtió que su partido no apoyará la reelección y amenazó con "arrasar con los convencionales constituyentes" si se convocan elecciones.
Desde La libertad avanza le vamos a frenar la reelección. Si llaman a elecciones injustificadas vamos a arrasar con los convencionales constituyentes. Cambiar las reglas en medio del partido no es ético y menos cuando tenemos innumerables preocupaciones en nuestra provincia.… pic.twitter.com/eNDJn4aVNS
— Romina Diez (@romidiezok) October 30, 2024
Mientras tanto, la situación en la provincia se complica con la presencia de figuras como Patricia Bullrich, quien se reunió con Diez para firmar un convenio en Rosario, un acto al que Pullaro no fue invitado. La presión sobre el gobernador aumenta, y el tiempo se agota para que su administración tome decisiones clave.
En este panorama, Pullaro deberá navegar las aguas turbulentas de su propio partido y responder a las demandas de una reforma constitucional que podría definir su futuro político.