Hace unos días, una discusión sobre los sueldos de las autoridades universitarias volvió a sacudir la opinión pública. Todo empezó cuando el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, lanzó una crítica fuerte al vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti, señalando que percibe ingresos seis veces superiores a los de un ministro del Poder Ejecutivo. ¿Cómo puede ser esto posible y qué hay de cierto en los números?
Caputo comparó sus haberes con los de Yacobitti: “Gana seis veces más que yo y que cualquier ministro, que cobramos el mismo sueldo desde que asumimos. Pero los que no tenemos empatía somos nosotros…”. Según él, el gabinete mantiene los sueldos congelados desde diciembre de 2023, alrededor de $4 millones brutos.
La respuesta de Emiliano Yacobitti no tardó en llegar, y fue contundente: “Lo que dice es falso. Por el cargo que ocupa tiene toda la información para averiguarlo. Ahora no solo ratifico que no tiene empatía sino que además es mala persona”. Para respaldar su versión, difundió un recibo de sueldo de agosto de 2025.
Pero ahí surgió la polémica: el documento mostraba claramente su salario como profesor titular, no como vicerrector. Según el recibo, su ingreso neto ascendía a $1.817.751, con un bruto de $2.509.395, incluyendo sueldo básico ($1.380.083), antigüedad ($1.104.066) y otros adicionales.
El contraste fue evidente: Yacobitti había declarado públicamente recibir $2,1 millones, mientras que sus gastos con tarjeta superaban los $6,4 millones en un solo mes. La contradicción generó dudas sobre su credibilidad y el verdadero sueldo que percibe como vicerrector, que hasta ahora nunca fue transparente.
A pesar de esto, Clarín publicó la noticia presentando el recibo docente como si fuera el de vicerrector, instalando una versión que confundió a muchos: “El vicerrector de la UBA desmintió a Caputo y mostró su recibo de sueldo”. La jugada mediática terminó por reforzar las sospechas de ocultamiento y connivencia.
En paralelo, desde el Ministerio de Educación, el subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, compartió datos oficiales: 14 rectores de universidades nacionales tienen salarios brutos entre 8 y 18 millones de pesos, mientras que otros 33 cobran entre 5 y 8 millones. Apenas una decena se encuentra por debajo de los 5 millones, todos números muy por encima del ingreso presidencial.
Caputo, lejos de bajarle el tono, redobló la crítica en redes sociales: “Hasta que no se vayan los tipos como vos este país no va a cambiar nunca. El país que propone esta gente ya lo conocemos: es el que heredamos en diciembre de 2023. Solo hay una cosa peor que eso, su continuidad”.
Lo cierto es que la discusión sobre los sueldos en la universidad sigue abierta. La pregunta que queda en el aire es clara: ¿habrá transparencia real sobre lo que ganan los vicerrectores y rectores, o seguiremos con documentos que generan más dudas que certezas?