Desde la llegada de Javier Milei al poder, la pauta oficial se ha convertido en un tema clave en el debate político. Mientras Milei decide eliminarla, el gobernador Axel Kicillof, por otro lado, ha destinado cifras exorbitantes a la propaganda oficial. ¿A qué se debe este gasto desmedido y cómo afecta a los bonaerenses?
A lo largo de 2024, la provincia de Buenos Aires asignó la impactante cifra de $26.043.246.630 para publicidad oficial. Este dinero no solo financia a grandes medios como Infobae, C5N, Crónica y El Destape, sino que también favorece a portales de pequeñas empresas vinculadas a La Cámpora, con una presencia de medios limitada. ¿El objetivo? Asegurar el respaldo mediático a una gestión que muchos consideran fallida, mientras la provincia enfrenta graves problemas en áreas clave como seguridad, salud y educación.
La asignación de tan cuantiosa suma para pauta oficial no responde a criterios de audiencia ni pluralidad informativa, sino a un claro intento de Axel Kicillof de proteger su imagen mediática. Mediante acuerdos millonarios con medios aliados al kirchnerismo, busca distraer a la opinión pública de las graves falencias de su gestión.
La ministra de Comunicación Pública, Jesica Rey, era responsable de un presupuesto de $5.449.821.000, pero en un claro uso discrecional de los fondos, multiplicó esta cifra por seis, alcanzando un gasto total de más de $26 mil millones. Este derroche no se justifica por una mejora en la calidad de la información ni en la pluralidad de voces, sino por la necesidad del gobierno provincial de controlar el relato a su favor, mientras se ocultan los problemas reales que afectan a la ciudadanía.
Mientras se destina una enorme suma a la propaganda política, los bonaerenses sufren las consecuencias de la mala gestión. Las calles están intransitables, los hospitales carecen de insumos y las escuelas siguen deterioradas. La inseguridad aumenta y la pobreza sigue golpeando a las familias del conurbano. Los recursos destinados a estos servicios básicos parecen no ser una prioridad para Axel Kicillof, que prefiere invertir en publicidad para fortalecer su imagen en lugar de en soluciones concretas para los problemas de la provincia.
Los habitantes de la provincia observan con indignación cómo sus impuestos, lejos de traducirse en mejoras tangibles, se destinan a enriquecer a periodistas y empresarios aliados al poder. El Disenso ha revelado cómo este gasto en pauta oficial se convierte en un mecanismo para consolidar el poder político de Kicillof mientras las necesidades de la población siguen sin respuesta.
La controversia sobre el uso de la pauta oficial por parte del gobierno de Axel Kicillof refleja una realidad incómoda: las prioridades del gobernador parecen estar más centradas en la manipulación mediática que en resolver los problemas de los bonaerenses. Mientras tanto, Javier Milei y su propuesta de eliminar la pauta oficial siguen sumando adeptos entre quienes consideran que este tipo de gasto es innecesario y desmesurado.
La decisión de Axel Kicillof de seguir destinando enormes cantidades de dinero a la pauta oficial deja claro que su prioridad está en blindar su imagen ante los medios. Sin embargo, los bonaerenses siguen esperando respuestas a sus verdaderas necesidades, mientras la provincia se encuentra sumida en una crisis que parece no tener fin. La pregunta es: ¿por cuánto tiempo más los ciudadanos seguirán tolerando este despilfarro de recursos?