¿Puede una sola intervención cambiar la mirada del mundo sobre la Argentina? Esa fue la sensación que quedó después del discurso de Manuel Adorni en el Coloquio de IDEA. En nombre del presidente Javier Milei, el vocero nacional llevó a los empresarios un mensaje cargado de definiciones políticas y económicas que despertó atención, dentro y fuera del país.
Aunque Milei estaba invitado al cierre del encuentro en Mar del Plata, no asistió por cuestiones de agenda. En su lugar, Adorni fue el encargado de transmitir la postura oficial frente a los principales empresarios del país, con una exposición centrada en el apoyo internacional y las reformas que vienen.
Desde el comienzo, el funcionario destacó lo que llamó “una semana histórica” para la Argentina. Habló del respaldo financiero del Tesoro norteamericano, al que definió como “un hecho sin precedentes, pocas veces visto en la historia de la humanidad”. Según explicó, ese apoyo de Estados Unidos garantiza la solidez del programa monetario que impulsa el Gobierno.
El mensaje no fue solo económico. Adorni buscó reforzar la idea de que la gestión de Milei tiene un rumbo claro: “No decimos que la Argentina puede ser una potencia como promesa vaga. Tenemos un mandato y un camino, basado en las ideas de la libertad”, afirmó, en una línea que fue celebrada por el auditorio.
En esa misma sintonía, marcó que las inversiones que comenzaron a anunciarse “no son casualidad”, sino consecuencia de la confianza que genera el nuevo rumbo político. “El mundo libre ratifica nuestro camino y quiere ser parte de él. A medida que se consolide este sendero y baje el riesgo país, estas noticias se van a multiplicar”, aseguró.
Con tono optimista, el vocero dijo que el Gobierno ya ordenó “el plano fiscal, monetario y cambiario”, y adelantó que los próximos dos años serán clave para impulsar las reformas estructurales que faltan para tener “una economía más competitiva”.
También dejó un mensaje político: Adorni confía en que, después del 10 de diciembre, el Congreso será “más reformista” y que podrán avanzar acuerdos con dirigentes “que piensan de manera racional y no creen que haciendo la danza de la lluvia se mejora la economía”.
Sobre la oposición, fue tajante: “Solo venden desesperanza. Ya se intentaron todos los demás caminos, y fracasaron. Este es el único que puede llevar a la Argentina a un lugar grande”.
El cierre dejó una frase que buscó marcar diferencia con el pasado: “Esta vez es distinto. Estamos construyendo cimientos fuertes, menos visibles, pero indispensables para que el edificio del país no se derrumbe”.
Una intervención que, según muchos en el Coloquio de IDEA, dejó claro el mensaje: el Gobierno no se mueve un milímetro del rumbo elegido, y busca que el mundo vuelva a mirar a la Argentina con confianza.