Aunque parecía que podía haber un cambio, el Partido de Acción Popular volvió a quedarse con casi todo el Parlamento. ¿Por qué sigue ganando después de tantas décadas?
En las elecciones generales del sábado pasado, el Partido de Acción Popular (PAP), liderado por Lawrence Wong, logró 87 de los 97 escaños en juego. Esto refuerza su dominio político en Singapur, donde gobierna desde 1965 sin interrupciones. En cambio, la oposición, encabezada por el Partido de los Trabajadores (WP), mantuvo sus 10 bancas, sin sumar nuevas.
El dato que más llamó la atención fue el porcentaje de votos: el PAP pasó del 61% en 2020 al 66% en esta elección. Según varios analistas, esto muestra que la gente sigue confiando en el partido para mantener la estabilidad económica y política, incluso con temas que preocupan cada vez más, como el costo de vida.
Muchos ciudadanos ven al PAP como un partido predecible y serio. A pesar de los reclamos por bajar impuestos, como el GST (un impuesto sobre el consumo), el gobierno de Wong mantuvo su política fiscal firme. En vez de hacer promesas populistas, eligió aumentar las ayudas sociales a los sectores de menores ingresos. Por ejemplo, ofreció subsidios para alimentos, servicios públicos y electrodomésticos eficientes.
Además, usaron parte de un superávit fiscal récord (4.900 millones de dólares en 2024) para lanzar más subsidios por unos 1.000 millones. Aun así, muchos se preguntan si con tanta plata realmente era necesario seguir subiendo el GST.
El país es uno de los más ricos del mundo en términos de ingreso per cápita. Pasó de 500 dólares en 1965 a más de 93.000 en 2024. Tiene un sistema de transporte público que funciona muy bien y una tasa de criminalidad bajísima, lo que genera una gran sensación de seguridad. Pero no todo es color de rosa: la vida en Singapur es carísima. Casas y autos tienen precios altísimos, lo que impacta en el bolsillo de muchos.
El sistema electoral mezcla zonas de representación individual con otras llamadas GRC, donde se vota por grupos. En cada grupo debe haber al menos un candidato de una minoría étnica. Aunque esto garantiza diversidad, también le permite al PAP meter candidatos nuevos sin tanta competencia real, según los críticos.
Un ejemplo de esto se vio en estas elecciones: el WP decidió no competir en una zona GRC, así que el PAP se quedó con esos cinco escaños sin necesidad de votar. Eso se llama “walkover”.
El nuevo gobierno estará liderado por Lawrence Wong, de 52 años, que pertenece a la llamada generación 4G del PAP. Si bien tuvo una buena imagen durante la pandemia, ahora enfrenta un desafío mayor: convencer a una ciudadanía cada vez más educada y exigente de que puede mantener el modelo de éxito del país.
Singapur es un ejemplo de eficiencia y orden, pero también tiene reglas muy estrictas: hasta para protestar en público hay que pedir permiso, y no hacerlo puede traer sanciones. Como le pasó a un activista que mostró una pancarta con una carita feliz.
En resumen, el PAP sigue ganando porque ofrece estabilidad. Pero la pregunta que queda abierta es: ¿cuánto más podrá mantener este modelo sin abrirse a más competencia real?