El gobierno de Javier Milei implementa una nueva estrategia centrada en la descentralización de los servicios de salud. Con el objetivo de hacer un Estado más reducido y eficiente, se transferirán responsabilidades operativas a las provincias, limitando el rol del Estado Nacional a la creación y coordinación de políticas.
El ministro de Salud, Mario Lugones, está renegociando contratos importantes para evitar el desperdicio de vacunas y medicamentos. La estrategia busca optimizar la asignación de recursos y garantizar un acceso más eficiente a servicios esenciales, especialmente en situaciones críticas como la distribución de vacunas.
La fragmentación del sistema de salud argentino ha generado retrasos en emergencias y costos elevados. La descentralización pretende reducir la burocracia, facilitar compras a gran escala y mejorar la atención en áreas vulnerables, promoviendo así una gestión más ágil y menos costosa.
El Consejo Federal de Salud (COFESA) será el encargado de coordinar los recursos y monitorear la implementación del nuevo modelo. Este organismo, formado por los ministros de Salud provinciales, busca alinear las decisiones jurisdiccionales con las prioridades de salud a nivel nacional.
La implementación de inteligencia artificial y análisis predictivo permitirá anticipar necesidades de salud y ajustar suministros según la demanda regional. Esta tecnología, combinada con una gestión eficiente, contribuirá a reducir desperdicios y a mejorar el acceso a servicios médicos.
La estrategia también incluye la eliminación de trámites innecesarios que obstaculizan el acceso a servicios de salud. La digitalización de procesos administrativos y la creación de plataformas como "Mi Argentina" buscan concentrar información de salud en un solo lugar, facilitando la gestión y el acceso de los ciudadanos.