¿Puede un episodio de violencia política cambiar la campaña electoral en la provincia de Buenos Aires? Después de los últimos incidentes que involucraron al Presidente, a su hermana Karina y al candidato José Luis Espert, muchos se preguntan qué impacto tendrá. Desde Balcarce 50 aseguran que no: lejos de recalcular, la continuidad de sus actos de campaña sigue intacta.
En Lomas de Zamora, las agresiones sorprendieron a la comitiva presidencial. Piedras, forcejeos y miedo marcaron la jornada. Lo mismo ocurrió en Corrientes, donde Karina y Martín tuvieron que refugiarse en un auto oficial tras apenas cinco minutos recorriendo la peatonal del centro. Y en la Facultad de Derecho, estudiantes se vieron envueltos en escenas de violencia que obligaron a suspender algunas actividades.
Lejos de mostrar preocupación, el Gobierno interpreta estos episodios de violencia política como una oportunidad: “Mientras más nos pegan, más nos fortalecen”, resumió un funcionario cercano al Presidente. La baja del dólar, aunque leve, también les dio un respiro tras semanas turbulentas por desconfianza de los mercados y críticas de bancos.
Los libertarios, por su parte, se mostraron más locuaces luego de los incidentes en la tercera sección y el interior, comparado con el silencio que se autoimponían frente a los escándalos de supuesta corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS). Su discurso es heroico: “Nadie nos va a detener”, repiten.
A una semana de la veda electoral, las recorridas por el conurbano son mínimas. El cierre en Moreno, con Diego Valenzuela como primer candidato, será a puertas cerradas y en un ambiente controlable. Pero después del 26 de octubre, la campaña nacional empezará con fuerza y todavía es incierto cómo influirán los recientes incidentes de violencia política en la opinión pública.
Mientras tanto, desde el Gobierno se preparan para contraatacar en casos de corrupción, con el titular de ANDIS, Spagnuolo, como posible objetivo legal. Pero hasta que todo esté definido, la campaña sigue adelante, como si esos conflictos estuvieran superados.
Estos episodios recuerdan que la violencia política no es sólo un tema de titulares: impacta directamente en la forma en que los candidatos recorren las calles y en la percepción que tiene la ciudadanía sobre la seguridad y la normalidad de la política. Los próximos días serán clave para ver si estas agresiones quedan en un hecho aislado o si redefinen la agenda electoral.