Hay una propuesta nueva que ya está generando polémica. No es una idea más, ni un discurso vacío. Es un proyecto concreto que busca meter mano firme en un tema que muchos vienen esquivando: el delito importado. ¿La clave? La Ley del Enemigo Extranjero, presentada por Daniel Adler, un especialista en seguridad que no se anda con vueltas.
La iniciativa propone tres cosas simples pero potentes:
Deportación inmediata para quienes tengan antecedentes o estén en situación migratoria irregular.
Inadmisión directa para reincidentes, prófugos o delincuentes.
Trabajo coordinado entre Migraciones, la Policía Federal y las fuerzas locales.
Según Adler, esto apunta a cortar de raíz el ingreso y permanencia de redes criminales extranjeras. “Si venís a laburar, sos bienvenido. Si venís a delinquir, te vas”, resume con tono claro.
El proyecto no aparece de la nada. Se basa en datos que preocupan:
En 2024, más del 30% de los detenidos por narcotráfico en CABA eran extranjeros.
En Rosario, el 40% de los sicarios detenidos no nacieron en Argentina.
Países como Chile y España también están endureciendo sus leyes migratorias por casos similares.
“Esto no es xenofobia, es sentido común”, asegura Adler, que plantea una pregunta que muchos se hacen en la calle: ¿Por qué tenemos que bancarnos a mafias extranjeras que vienen a hacer desastre?
Acá es donde Adler apunta más fuerte. Según él, el kirchnerismo fue responsable de haber “desarmado la frontera” y dejado que las bandas ingresaran sin control. “Durante años, debilitaron Migraciones. Nos convirtieron en un colador. Y no fue un error: fue una decisión política”, denuncia.
También agrega: “Fueron cómplices de las mafias. Hoy pagamos las consecuencias”.
El debate ya está instalado. Para unos, la Ley del Enemigo Extranjero es una respuesta necesaria frente a una crisis real. Para otros, puede rozar la discriminación.
Pero Adler insiste en una idea central: “Esto no es contra los inmigrantes que vienen a laburar. Esto es contra los que vienen a delinquir. No somos el plan B de los narcos colombianos ni el refugio de los prófugos peruanos”.
El proyecto aún debe ser debatido en el Congreso. Pero ya puso el tema sobre la mesa y empezó a correr el reloj. ¿Se viene una nueva etapa en política migratoria? ¿O será solo otra discusión que queda en palabras?